El rey del sax (Capitulo I)

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Era una tarde fría en la ciudad, la noche empezaba a asomarse y la gente empezaba a volver a sus hogares. Todos empezaban a desaparecer de las calles, todos menos el, que no tenia donde ir.

“Ahora nada es como antes” piensa el solitario Valentino Scardini mientras toma lugar en ese pórtico que, por hoy, será su casa.

Durante el dia se lo puede ver sobre la peatonal mas transitada de la capital, sacandole el sonido mas dulce jamas escuchado a su saxofon, intentando ganar algunas monedas para comer, o quizas, comprarse alguna petaca “para poder pasar el frio”, como el dice. Y por la noche, solo le queda descansar y esperar a que el mañana sea un poco mejor.

Lejos quedaron ya los años en los que era una figura reconocida por el ambiente del Blues en capital, sus viejos amigos ya no quieren saber nada de el, aunque de vez en cuando se lo escucha nombrar por esos bares donde los grandes se juntan a zapar.

- Despertate che, que esto no es una pension

Le decia un viejo encargado de edificio, mientras le daba algunos golpes con su escoba.

Camino hacia la calle florida y tomo su lugar en la esquina de Lavalle para empezar una improvisación que por lo general duraba unos 30 minutos, para después descansar una hora y volver a tocar. Nunca tuvo un público fijo, nunca nadie se quedaba a verlo a pesar de su gran calidad. Pero ese día iba a ser diferente.

En lo que iba a ser su ultimo show del dia, antes de que caiga el sol, pudo notar que una joven de aproximadamente 25 años, llevaba unos 10 minutos escuchando su música, sentada en frente de el. Siguiendo el compás del sax con su pie, la chica parecía poseída por el blues. Solo cambio la expresión de satisfacción en su rostro cuando el dejo de tocar.

Sin un gramo de timidez, se aproximó hacia el, y dejando un billete de $100 en su gorro maltratado le dijo:

- ¿Por qué paraste? Estaba disfrutando la música
- Me duelen los dedos - le contesto mostrando una herida en su mano derecha.
- ¿Qué te paso? – Volvió a preguntar la chica con cara de sorprendida
- Hace unos días me quisieron robar el saxo y tuve que pelear.
- Vení conmigo – le dijo ella – tengo un conocido que trabaja en una clinica y de seguro que te puede atender.


Lejos de lo que indica el sentido de supervivencia de cualquier persona, “el tano” juntó sus cosas y caminó junto a ella hasta su auto para poder ir a la clínica. Luego de ser atendido y con un gran vendaje en su mano, salieron de la clínica.

- ¿Te llevo hasta tu casa? – le preguntó ella.
- No tengo casa – le dijo el bajando la mirada y prosiguió – todo lo que tengo es mi saxo y lo que traigo puesto.
- Yo te voy a ayudar – dijo ella con voz alentadora, lo tomo del brazo y lo hizo subir al auto.
Luego de un largo silencio dentro del auto, donde lo unico que se escuchaba era un CD de B. B. King, el le pregunto:

- ¿A dónde estamos yendo?
- A mi casa – contestó ella con una sonrisa en la cara – no te preocupes, vivo sola y no te va a pasar nada malo.
- ¿Por qué me queres ayudar?
- Porque tanto talento no merece estar donde estabas vos. Ademas ya se esta haciendo de noche y hace frio, no podria dormir sabiendo que estas en la calle. Ya casi llegamos.

Continuara…

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